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OCTUBRE 2018, N.° 40

TRES PREGUNTAS PARA...

 

Conversamos con Holger Preuss, profesor de Economía y Sociología del Deporte en la Universidad Johannes Gutenberg (Alemania) y Wladimir Andreff, profesor emérito de Economía en la Universidad Panthéon Sorbonne de París (Francia). Ambos tienen una gran y larga experiencia en investigación y publicaciones relacionadas con la economía y los costes de los Juegos Olímpicos. En colaboración con Maike Weitzmann (doctorando de la Universidad Johannes Gutenberg), acaban de finalizar su último estudio en el que evalúan la evolución de los costes e ingresos de los Comités Organizadores de los Juegos Olímpicos. Dicho estudio incluye tanto los costes de la parte operativa del evento como las inversiones para las principales instalaciones Olímpicas y los compara con el presupuesto original. A continuación, encontrarán algunas explicaciones interesantes sobre los objetivos, desafíos y principales resultados de su investigación.

 

Recientemente concluyeron un estudio sobre los excesos de costes e ingresos de los Juegos Olímpicos entre el año 2000 y 2018. ¿Pueden decirnos más sobre el objetivo y los desafíos de su estudio?


Los costes asociados a la organización de los Juegos Olímpicos son en un tema muy complejo, incluso para los economistas. La atención que atraen y su visibilidad, combinadas con la singularidad de los Juegos Olímpicos, han provocado muchos debates inevitables sobre los costes y beneficios de los Juegos Olímpicos y la importancia de evaluar esta cuestión con cuidado. Parte de este debate se ha centrado, una y otra vez, en los sobrecostes.

El objetivo de nuestro estudio era investigar el coste pero también los excedentes de ingresos de las diez últimas ediciones de los Juegos Olímpicos y proporcionar recomendaciones al COI, a las ciudades anfitrionas y a las autoridades públicas para que controlen mejor los costes de las futuras candidaturas y de las ciudades anfitrionas, algo que hoy se echa en falta. En nuestro estudio evaluamos los gastos e ingresos relacionados con la organización y celebración de los Juegos, es decir, la economía de los comités organizadores de los Juegos Olímpicos y las instalaciones olímpicas más importantes (cuyo presupuesto no corre a cargo del comité organizador), por lo general, cubiertas por el erario público. Para nosotros, como investigadores, era importante recopilar datos válidos y sólidos, hacerlos comparables y encontrar las razones de ciertos sobrecostes.

En el caso de los Juegos Olímpicos, a menudo es necesario coordinar más de 300 proyectos en diferentes ámbitos y comunidades, en los cuales participan más de 50 partes interesadas. Este proyecto de investigación fue especialmente complejo por tres motivos. En primer lugar, muchas inversiones e ingresos proceden del sector privado, por lo que a menudo no se publicaron los datos. En segundo lugar, muchas inversiones son financiadas por un consorcio público, por lo que los datos son difíciles de obtener. En tercer lugar, no hay una delimitación clara de aquellos gastos destinados únicamente a los Juegos Olímpicos y aquellos destinados al desarrollo de las ciudades, pero no necesarios para los Juegos. Por lo tanto, en nuestro estudio mostramos por qué puede inducir a error la comparación de los costes totales de diferentes ediciones de los Juegos.

Esta complejidad explica por qué hay tantas referencias diferentes y a veces cifras contradictorias en los medios de comunicación, y por qué incluso algunos colegas investigadores no han podido presentar las cifras de manera comparable y contextualizada. Hay demasiadas autoridades públicas e inversores privados implicados, lo que dificulta enormemente la búsqueda y comparación de los datos de los proyectos de la fase de candidatura (ocho años antes de los Juegos) y justo después de los Juegos. Si se comparan datos de proyectos diferentes en los que no se incluye la misma información, se obtiene un resultado incorrecto.

 

¿Podrían explicar con más detalle las diferentes categorías de costes vinculados a los Juegos Olímpicos y los principales resultados de su estudio?


Debemos diferenciar entre tres presupuestos:

1 - Los gastos e ingresos de los COJO, porque son el centro de la organización de los Juegos Olímpicos.

2 - Las inversiones de capital relacionadas con los Juegos Olímpicos, necesarias para su organización. Se trata, por lo general, de instalaciones deportivas y de otro tipo, como los centros de radiodifusión y prensa o la Villa Olímpica. La mayoría de estas inversiones (si se necesitan) suelen estar financiadas con fondos públicos.

3 - Los proyectos de infraestructura no olímpica (aeropuertos, metro, carreteras, parques urbanos) que, a menudo, se mezclan erróneamente con los costes relacionados con los Juegos. En nuestro estudio no los hemos tenido en cuenta, pero la prensa los suele mencionar cuando examina los sobrecostes.
 

Los principales resultados de nuestro estudio son:

1 -  Para las diez ediciones de los Juegos que investigamos, constatamos que los costes de organización de los Juegos Olímpicos (presupuesto del COJO) suelen estar cubiertos por sus ingresos. Es decir, la organización de los Juegos Olímpicos fue financiada con fondos privados sin dejar un déficit.

2 -  Los COJO suelen sobrepasar significativamente sus gastos durante los primeros años, pero luego todos lograron ahorrar o movilizar ingresos adicionales (excedentes) durante los últimos dos años y, finalmente, lograron equilibrar el presupuesto o incluso obtener algún beneficio.

3 – Todas las ediciones de los Juegos suelen infravalorar sus ingresos y tener sobrecostes.

4 - Las principales inversiones de capital olímpico (costos no relacionados con el COJO) que se tuvieron en cuenta en este estudio presentaron sobrecostes normales en comparación con otros megaproyectos no deportivos.
 

En general, nuestro estudio revela que es (casi) imposible evaluar todos los gastos relacionados con los Juegos Olímpicos. Superamos este bache mediante la creación de un grupo con las instalaciones que suelen ser más caras. Estos grupos incluían instalaciones como el estadio olímpico, la Villa Olímpica, el IBC/MPC, la piscina, las salas multiusos, el velódromo (en el caso de los Juegos Olímpicos de Verano), y la plataforma de saltos de esquí, el centro de deslizamiento y el estadio de hielo (en el caso de los Juegos de invierno). Todo ello suele constituir los proyectos más grandes y complejos, y suponen una representación bastante fidedigna del conjunto. La complejidad de las relaciones de fuerza existentes entre los responsables de los proyectos y los diversos poderes de otros socios, cuyos intereses a veces entran en conflicto, puede causar sobrecostes.  

 

¿Cuál es su recomendación a las ciudades que desean organizar los Juegos?


Nos gusta usar la metáfora de un surfista.  Los Juegos Olímpicos traen una gran ola de energía a una ciudad y a su población. Para poderse subir a la ola, hay que estar en el agua, listo y en movimiento en la dirección correcta para que, cuando llegue la ola, nos empuje. Esto mismo se aplica a las ciudades sede. La ola de energía positiva que los Juegos traen a una ciudad solo se puede aprovechar plenamente si la ciudad se mueve en la misma dirección que la ola.

Si la ciudad no está llevando a cabo un proceso de desarrollo urbano, o si sus planes se contradicen con los proyectos olímpicos, los Juegos podrían arrasar la ciudad como un tsunami, con una energía negativa. En estos casos, los Juegos desarrollan estructuras que quedarán inutilizadas por falta de demanda. Así pues, la ciudad debe planificar desde el primer momento la manera en la que aprovechará la fuerza de los Juegos para construir un legado positivo.

Por ello, las reformas de la Agenda Olímpica 2020/New Norm son prometedoras. En la nueva fase de diálogo del proceso de candidatura, el COI y las ciudades están discutiendo abiertamente cómo adaptar los Juegos a las necesidades de las ciudades, en lugar de tratar que la ciudad cumpla con los requisitos estandarizados del COI, como solía ser el caso.

Asimismo, es importante recordar que un acontecimiento como los Juegos Olímpicos atrae inversiones en la economía local que no serían posibles en condiciones normales. Estas inyecciones de dinero pueden proceder de turistas que acuden a los Juegos o de financiación gubernamental para la ciudad y sus gentes que, de no ser por los Juegos, quizá no hubiese tenido lugar. La actividad económica que provocan los Juegos Olímpicos es significante y, en consecuencia, debe ser objeto de un estudio cuidadoso. Se ha de evitar considerarla como un factor únicamente negativo.

Esperamos que las ciudades reconozcan esta oportunidad y que el COI siga siendo flexible. La New Norm puede reducir considerablemente los costes asociados a la organización de los Juegos. Nuestras 18 recomendaciones ayudarán, además, a evitar sobrecostes y permitirán a las ciudades candidatas realizar presupuestos más realistas.


Para más información pueden consultar los siguientes enlaces (únicamente en inglés):

Enlace al resumen ejecutivo del estudio

Enlace al estudio completo sobre la Olympic World Library

Enlace a la New Norm  - informe completo

Enlace al vídeo sobre el coste de los Juegos

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