¿LO SABÍA?
En los Juegos de la XIX Olimpiada de 1968 en México, el público estaba emocionado por la prueba de salto de longitud; se rumoreaba que Ralph Boston o Rob Beamon (USA) podrían superar los 8,5 m. Beamon casi se perdió la final debido a sus errores durante las rondas clasificatorias, pero cuando solo le quedaba una oportunidad, lo logró.
El 18 de octubre, los otros competidores saltaron en primer lugar y todos cometieron una falta. Le tocaba el turno a Beamon. Cayó de una manera un tanto extraña y estaba convencido de que no había llegado a los 8,5 m. Pero su compañero de equipo sabía que había ocurrido algo muy especial: había superado la longitud máxima del dispositivo de medición. Tras una espera de 20 minutos dedicados a encontrar una cinta métrica como las que se usaban antaño, los oficiales procedieron a los cálculos. Las pantallas mostraron el resultado: Beamon había saltado 8,90 m, batiendo el récord olímpico anterior por 55 cm. Este récord de casi 50 años aún no ha sido superado.
¿ Conseguirá algún atleta batirlo en Río ?